El Hombre Hormiga y la Avispa

«Ant-Man» fue una película que no llegó con la mejor de las publicidades en 2015, puesto que el director inicial, Edward Wright, tuvo que abandonar el proyecto tras desavenencias con Kevin Feige y el resto de la cúpula de Marvel Studios.

Reemplazado por Peyton Reed, en principio un director menos respetado por el cinéfilo medio, nada hacía presagiar que el resultado final iba a ser una película entretenida y con personajes carismáticos, empezando por un Paul Rudd acertadísimo como protagonista. El resto del reparto, con Michael Douglas, Evangeline Lilly y, sobre todo, un Michael Peña divertidísimo, estuvo a la altura y dio un nivel mayor de lo esperado a lo que parecía iba a ser un componente más del grupo de películas fallidas de Marvel («Thor: el mundo oscuro», «Hulk» e «Iron Man 2»).

Michael Peña

«Ant-Man y la Avispa«, mezclando nombres anglosajones y traducciones de la forma más tonta posible, y repitiendo director y reparto, se sitúa unos años después de la primera parte, con Civil War de por medio, contando una pequeña historia, intrascendente y ligera, en la que la mayor apuesta probablemente sea la posibilidad de que Scott Lang (Paul Rudd) pierda la oportunidad de compartir tiempo con su hija. Si comparamos esto con el destino del universo puede parecer poquita cosa, y el insípido tráiler no daba tampoco muchas esperanzas. Hasta el momento Hello Kitty sonaba a repetición de uno de los gags más celebrados de la primera parte, con el trenecito de juguete gigante.

Imagen del primer tráiler de «Ant Man y la Avispa»

Y, sin embargo, esa falta de expectativas ha acabado jugando a favor de la película.

El resultado es una comedia con elementos fantásticos que combina un buen sentido del humor con unas escenas de acción bastante interesantes, en las que los juegos de cambio de tamaño son impactantes. Hoy en día estamos acostumbrados a ver cualquier cosa posible recreada por ordenador, así que, creo, la clave está en que te importe lo que está pasando y en dónde pones la cámara para mostrar esa «cualquier cosa posible». Y aquí se cumplen ambos requisitos con notable alto.

Porque Paul Rudd mola, eso es indiscutible. Un tipo de protagonista muy diferente a Steve Rogers o a Tony Stark, muy humano, muy «colega con el que te irías de fiesta«, el tipo que se arrastraba en «Virgen a los 40» echando de menos a un «amor perfecto» que duró dos meses.

«Virgen a los 40»

Y como Paul Rudd mola y es un personaje falible, del que te crees que las cosas le pueden salir, al menos, regular, te preocupa lo que le pase. Además, ni siquiera es el personaje que se lleva la parte del león en cuestión de efectos especiales y superpoderes, ya que la «Avispa» de Evangeline Lilly es quien realmente reparte una buena ración de tollinas en la película, y quien tiene las mejores escenas.

Qué bien está contado todo, con qué buen gusto y sin que la historia pierda importancia cuando entra en juego el departamento de efectos especiales. Ojo al talento que hace falta para hacer esto,  que puede pasar desapercibido.

Quizá en algún momento se eche de menos algo de personalidad, pero el clasicismo con el que está contada la historia se agradece. La acción se entiende en todo momento, y encima no roba protagonismo al constante tono de comedia y a unos secundarios en los que no voy a profundizar, porque resulta mejor ir reencontrando a los que vuelven y descubrir a los nuevos.

Esta película parecía que iba a ser una cosa pequeña, un aperitivo entre macro-estrenos de  películas de los Vengadores, y sin embargo ha resultado ser más grande de lo esperado. Creo que va a pasar como con «Ant-Man», parecía que no, pero cada vez que la empiezas a ver te la comes con patatas hasta el final.

Por si os quedan dudas y no la habéis visto, este tráiler moló más que el primero: